
La moto se portó bien, y aunque iba más acojonao que una quinceañera en el fondo sur, pude controlar los dos o tres extraños que me hizo en un momento dado. El peor, entrando en un túnel, donde se había hecho el tipico barrillo. Y el menos peor intentando tumbar lo justo en una curva cerrada
Eso sí, un poco más y me bajo a por unos remos

Ahora que estoy "bautizado" no voy a dejar la moto en casa más que cuando vea pasar a Don Noé con sus bichos en el horizonte